Pequeñas conchas de ostión natural, transformadas en objetos llenos de simbolismo y belleza. Cada pieza es única por su forma y textura —ninguna es igual a otra— y puede usarse como concha bautismal, alhajero, jabonera o platito para especias.
Pintadas y decoradas a mano, están protegidas con un recubrimiento transparente no tóxico que cuida el arte sin ocultar la esencia de lo natural. Miden entre 6 a 8 cm de ancho y 10 a 12 cm de largo, lo que las hace tan versátiles como especiales.
